Por fin llego a Santiago, a 1000 kilómetros de la Habana, una ciudad que nació en los albores de 1500, la primera
capital Cubana que tuvo además por primer alcalde a Hernán Cortés, el
conquistador que desde allí emprendiera su cruzada para someter al emperador
Moctezuma, a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Desde hace mucho quería
venir, el festival del Caribe resultó una magnífica oportunidad para hacerlo en
un ambiente festivo, rodeado de teatro, baile, pintura, música y especialmente de
las letras, quienes desde niño me han cautivado, en algún momento se volvieron mis
amantes silenciosas, siempre fieles, nunca me han negado una caricia, ni aún en
mis noches mas oscuras.
El saberme
en la Cuba de los Eliseos, Diego y Alberto termina por conmoverme, recuerdo
aquel texto donde Lichi narra una vieja historia de amor entre Laura Marx y Pablo Lafargue, el Santiaguero, el suicidio
anunciado con cianuro de potasio como vehículo liberador de años viejos, donde
el olor a almendras amargas me pegó de lleno un jueves por la mañana mientras un
abrazo suave y eterno los acompañaba al otro lado de la vida.
La
música me sigue a cada paso, en cada esquina, me asalta en cada rincón, los
cuerpos vecinos se mueven en franca autonomía al ritmo de guitarras y tambores,
como siempre, las mujeres me llaman, sus cuerpos, sus movimientos, sus gestos
roban mi atención, me gusta observarlas cuando bailan, imaginar como es posible
que muevan la cadera con esa cadencia circular, como desarticulada del resto
del cuerpo, mientras, al mismo tiempo, brazos, piernas, hombros, miradas te
retan a seguir esa indescriptible sincronía que se habla de tu con los ritmos
nacidos en otro continente, uno negro, cuna de todos los instintos y placeres.
Los pasos
me llevan a la casa del Caribe, una exposición de diversas deidades con poderes
e influencias diferentes me espera, el sincretismo del catolicismo español y la
cultura africana presenta a sus hijos pródigos, Babalú Aye, Changó, Agayú Sola
y muchos otros, una mulata con vestido anaranjado me persigue mientras paseo
por el recinto, termina por ponerme nervioso así que decido enfrentarla, le
pregunto que desea, sonríe, muestra unos dientes amarillos en una mueca que
pretende ser una sonrisa, la peluca rubia contrasta con su tez negra dándole un
aspecto que mueve a risa, eres mexicano, sentencia, lo se, le digo; los cubanos
pueden identificar las nacionalidades de las personas por su forma de andar, de
moverse, de comportarse, aún antes de escucharlos. Te leo las cartas, afirma, sé
que no me la quitaré de encima así que decido darle los 5 CUCs que me pide por
el servicio. Nos sentamos en un rincón, saca unas cartas de Tarot que se
deshacen de viejas, reflexiono por un momento cuantas decisiones habrán han salido
del mazo de naipes que la mulata revuelve frente a mi.
Eres una
persona de buenos sentimientos, harás amistades nuevas en este viaje, alegría
para ti y tu familia, ¿me entiende?, hay una persona que te hará pasar momentos
desagradables por un dinero, eres muy confiado, no debes entregar dinero a
nadie porque no te van a pagar, ¿me entiende? ¿me esta escuchando?, una persona
le va a pedir dinero prestado, alguien
de su familia, no le debe prestar, alegría para ti, la vida te da un cambio muy
exitoso de un día para otro, hay que mantener la calma siempre, prestigio
social, siempre vas a estar hablando con muchas personas, no digamos que eres
una persona muy inteligente pero tienes un talento que llama la atención y la
gente te rodea, captas con facilidad las cosas, ¿me entiende?, mucha gente
depende de ti, eres una gente totalmente independiente, tiene que ser selectivo
con las amistades, la gente te envidia por tu talento, ¿me entiende?, es mejor
para ti no hablar, tratar de pasar desapercibido, mantener la boca cerrada, voy
a hacer una maestría, callado, voy a iniciar un negocio, callado, porque si
hablas lo haces en un sentido bueno pero se va a tomar como malo, tienes que
tener en tu casa muchas flores blancas, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu
santo, no te pueden faltar las flores a ti, en estos días, acá, conocerás al
amor de tu vida, se trata de una mujer negra, te enamorarás perdidamente, dejaras
todo por ella, la llevarás a vivir contigo porque solo ella te hará feliz, ¿me
entiende?, me escucha, tendrá mucho éxito con respecto al amor, tu tienes
suerte, muchas personas se molestan por tu suerte, por eso te digo que no
hables mucho, alguien en tu familia le duelen las piernas, debe tomar
vitaminas, hasta tu puedes padecer de eso, te gusta aprender, escuchas mucho, ¿
me entiende? , eso te da éxito, ¿me escucha?.
De vuelta
al hotel saco un habano, inicio el protocolo, lo corto, lo pongo en mi boca,
saco un cerillo y lo acerco al borde, doy vuelta al puro buscando una prendida
uniforme mientras chupo y suelto en repetidas ocasiones, la llama baila frente
a mis ojos mientras cambia de color, el tabaco enciende, me gusta sentir como el
humo acaricia mi lengua, el paladar, resistir la tentación de aspirarlo y
llevarlo a mis pulmones si no quiero acabar vomitando como hace años mi hermano
y luego soltarlo, poco a poco, sentir que roza mi nariz y resistiendo de nueva
cuenta la tentación de aspirarlo en lo que pudiéramos llamar una fumada
reciclable.
El séptimo
mojito me tiene eufórico, toda parranda tiene el comportamiento de una curva de
distribución normal y ahora me encuentro en la cima, adoro esta sensación, supongo
que muchos alcohólicos decidimos serlo por vivir estos breves momentos de exaltación
donde nos sentimos los dueños del mundo, en la penumbra del ambiente descubro a
una mulata guapísima, se por experiencia que el alcohol embellece a las
personas, he despertado muchas veces con mujeres francamente feas que en la víspera
me parecían hermosas, sopeso esa realidad y decido que en esta ocasión mi visión
es verdadera, tiene ojos claros y mirada tierna, hipnotizado me dirijo a su
mesa sin importarme lo que piense el hombre a su lado, lo ignoro y la invito a
bailar, acepta. Me muevo como un perfecto robot de los imaginados por Asimov en
su primera generación, mi incapacidad corporal se acentúa al lado de esta diosa
del movimiento donde su cadera ha venido a sustituir al aburrido reloj de
cadena en la entrada al trance hipnótico. Es ahí, en ese preciso momento cuando
la música parece apagarse dando paso a las palabras de la Santera “conocerás al
amor de tu vida, se trata de una mujer negra, te enamorarás perdidamente, dejaras
todo por ella, la llevarás a vivir contigo porque solo ella te hará feliz”. Aunque eres un escéptico en esas suertes
adivinatorias, la mujer que tienes enfrente, esa que te ha embrujado con solo
verla te hace considerar que la mulata tenía razón, sientes una necesidad espontánea
de llevarla contigo, a la calle, a tu hotel, a tu país, a tu vida.
Has perdido
todo, familia, trabajo, ahorros, te ves derrotado al final de la novela, una
vez mas te encuentras ebrio, entre el humo del tabaco y los sopores del alcohol
la única certeza que tienes es que tu futuro acaba ahora, con esta botella. Ahora
te explicas las reacciones de todos, tantas preguntas, que si estabas loco, que
le veías a esa mujer, que te pasaba y a ti, nada te importaba, no lo entendías,
hasta ese día, cuando se despidió de ti y se largó a Miami, fue entonces que
pudiste verla tal y como era, con unos dientes amarillos en una mueca que pretendía
ser una sonrisa, la peluca rubia contrastando con su tez negra dándole un
aspecto que movía a risa.