miércoles, 31 de julio de 2013

Amor en Santiago




          Por fin llego a Santiago, a 1000 kilómetros de la Habana, una ciudad que nació en los albores de 1500, la primera capital Cubana que tuvo además por primer alcalde a Hernán Cortés, el conquistador que desde allí emprendiera su cruzada para someter al emperador Moctezuma, a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Desde hace mucho quería venir, el festival del Caribe resultó una magnífica oportunidad para hacerlo en un ambiente festivo, rodeado de teatro, baile, pintura, música y especialmente de las letras, quienes desde niño me han cautivado, en algún momento se volvieron mis amantes silenciosas, siempre fieles, nunca me han negado una caricia, ni aún en mis noches mas oscuras.
El saberme en la Cuba de los Eliseos, Diego y Alberto termina por conmoverme, recuerdo aquel texto donde Lichi narra una vieja historia de amor entre Laura Marx y  Pablo Lafargue, el Santiaguero, el suicidio anunciado con cianuro de potasio como vehículo liberador de años viejos, donde el olor a almendras amargas me pegó de lleno un jueves por la mañana mientras un abrazo suave y eterno los acompañaba al otro lado de la vida.

            La música me sigue a cada paso, en cada esquina, me asalta en cada rincón, los cuerpos vecinos se mueven en franca autonomía al ritmo de guitarras y tambores, como siempre, las mujeres me llaman, sus cuerpos, sus movimientos, sus gestos roban mi atención, me gusta observarlas cuando bailan, imaginar como es posible que muevan la cadera con esa cadencia circular, como desarticulada del resto del cuerpo, mientras, al mismo tiempo, brazos, piernas, hombros, miradas te retan a seguir esa indescriptible sincronía que se habla de tu con los ritmos nacidos en otro continente, uno negro, cuna de todos los instintos y placeres.

Los pasos me llevan a la casa del Caribe, una exposición de diversas deidades con poderes e influencias diferentes me espera, el sincretismo del catolicismo español y la cultura africana presenta a sus hijos pródigos, Babalú Aye, Changó, Agayú Sola y muchos otros, una mulata con vestido anaranjado me persigue mientras paseo por el recinto, termina por ponerme nervioso así que decido enfrentarla, le pregunto que desea, sonríe, muestra unos dientes amarillos en una mueca que pretende ser una sonrisa, la peluca rubia contrasta con su tez negra dándole un aspecto que mueve a risa, eres mexicano, sentencia, lo se, le digo; los cubanos pueden identificar las nacionalidades de las personas por su forma de andar, de moverse, de comportarse, aún antes de escucharlos. Te leo las cartas, afirma, sé que no me la quitaré de encima así que decido darle los 5 CUCs que me pide por el servicio. Nos sentamos en un rincón, saca unas cartas de Tarot que se deshacen de viejas, reflexiono por un momento cuantas decisiones habrán han salido del mazo de naipes que la mulata revuelve frente a mi.

Eres una persona de buenos sentimientos, harás amistades nuevas en este viaje, alegría para ti y tu familia, ¿me entiende?, hay una persona que te hará pasar momentos desagradables por un dinero, eres muy confiado, no debes entregar dinero a nadie porque no te van a pagar, ¿me entiende? ¿me esta escuchando?, una persona le va  a pedir dinero prestado, alguien de su familia, no le debe prestar, alegría para ti, la vida te da un cambio muy exitoso de un día para otro, hay que mantener la calma siempre, prestigio social, siempre vas a estar hablando con muchas personas, no digamos que eres una persona muy inteligente pero tienes un talento que llama la atención y la gente te rodea, captas con facilidad las cosas, ¿me entiende?, mucha gente depende de ti, eres una gente totalmente independiente, tiene que ser selectivo con las amistades, la gente te envidia por tu talento, ¿me entiende?, es mejor para ti no hablar, tratar de pasar desapercibido, mantener la boca cerrada, voy a hacer una maestría, callado, voy a iniciar un negocio, callado, porque si hablas lo haces en un sentido bueno pero se va a tomar como malo, tienes que tener en tu casa muchas flores blancas, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, no te pueden faltar las flores a ti, en estos días, acá, conocerás al amor de tu vida, se trata de una mujer negra, te enamorarás perdidamente, dejaras todo por ella, la llevarás a vivir contigo porque solo ella te hará feliz, ¿me entiende?, me escucha, tendrá mucho éxito con respecto al amor, tu tienes suerte, muchas personas se molestan por tu suerte, por eso te digo que no hables mucho, alguien en tu familia le duelen las piernas, debe tomar vitaminas, hasta tu puedes padecer de eso, te gusta aprender, escuchas mucho, ¿ me entiende? , eso te da éxito, ¿me escucha?.

De vuelta al hotel saco un habano, inicio el protocolo, lo corto, lo pongo en mi boca, saco un cerillo y lo acerco al borde, doy vuelta al puro buscando una prendida uniforme mientras chupo y suelto en repetidas ocasiones, la llama baila frente a mis ojos mientras cambia de color, el tabaco enciende, me gusta sentir como el humo acaricia mi lengua, el paladar, resistir la tentación de aspirarlo y llevarlo a mis pulmones si no quiero acabar vomitando como hace años mi hermano y luego soltarlo, poco a poco, sentir que roza mi nariz y resistiendo de nueva cuenta la tentación de aspirarlo en lo que pudiéramos llamar una fumada reciclable.

El séptimo mojito me tiene eufórico, toda parranda tiene el comportamiento de una curva de distribución normal y ahora me encuentro en la cima, adoro esta sensación, supongo que muchos alcohólicos decidimos serlo por vivir estos breves momentos de exaltación donde nos sentimos los dueños del mundo, en la penumbra del ambiente descubro a una mulata guapísima, se por experiencia que el alcohol embellece a las personas, he despertado muchas veces con mujeres francamente feas que en la víspera me parecían hermosas, sopeso esa realidad y decido que en esta ocasión mi visión es verdadera, tiene ojos claros y mirada tierna, hipnotizado me dirijo a su mesa sin importarme lo que piense el hombre a su lado, lo ignoro y la invito a bailar, acepta. Me muevo como un perfecto robot de los imaginados por Asimov en su primera generación, mi incapacidad corporal se acentúa al lado de esta diosa del movimiento donde su cadera ha venido a sustituir al aburrido reloj de cadena en la entrada al trance hipnótico. Es ahí, en ese preciso momento cuando la música parece apagarse dando paso a las palabras de la Santera “conocerás al amor de tu vida, se trata de una mujer negra, te enamorarás perdidamente, dejaras todo por ella, la llevarás a vivir contigo porque solo ella te hará feliz”.  Aunque eres un escéptico en esas suertes adivinatorias, la mujer que tienes enfrente, esa que te ha embrujado con solo verla te hace considerar que la mulata tenía razón, sientes una necesidad espontánea de llevarla contigo, a la calle, a tu hotel, a tu país, a tu vida.


Has perdido todo, familia, trabajo, ahorros, te ves derrotado al final de la novela, una vez mas te encuentras ebrio, entre el humo del tabaco y los sopores del alcohol la única certeza que tienes es que tu futuro acaba ahora, con esta botella. Ahora te explicas las reacciones de todos, tantas preguntas, que si estabas loco, que le veías a esa mujer, que te pasaba y a ti, nada te importaba, no lo entendías, hasta ese día, cuando se despidió de ti y se largó a Miami, fue entonces que pudiste verla tal y como era, con unos dientes amarillos en una mueca que pretendía ser una sonrisa, la peluca rubia contrastando con su tez negra dándole un aspecto que movía a risa.

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