viernes, 11 de junio de 2010

Profanación


El calor es insoportable, pretender dormir con solo un ventilador a 35 grados es imposible, debo cambiar la almohada al sentirla empapada, en ocasiones envidio tu falta de sudoración, aunque estás caliente al menos estás seca, me doy una ducha de dos de la mañana para refrescarme mientras sueñas, no encuentro toalla así que regreso a la habitación desnudo y mojado, prendo un suspiro, el humo me reconforta cuando no concilio el sueño, voy a la cocina y me sirvo un vaso con agua y con los únicos dos hielos que la desidia me ha dejado, espero que el líquido pierda calor mientras los cubos pierden volumen, regreso al cuarto y mientras fumo y bebo te observo, el neón del hotel de enfrente te muestra para mi en luces sugestivas y parpadeantes que otros identifican como un remanso o tal vez como la oficina donde prestar un servicio y que a mí me hace disfrutar de una visión surrealista de tu persona. La camiseta se adhiere a tu cuerpo, delinea unos senos pequeños que se mueven al ritmo de tu respirar. El pelo cubre tu rostro como escondiendo a una mujer a quien el pudor le ha dictado reglas. Tus piernas, largas y abiertas denotan un sueño profundo. Tus bragas negras, esas que cubren lo indispensable y muestran lo necesario, me gustan, casi más que lo que cubren. La lencería me enloquece desde niño, la descubrí en alguna de esas revistas de mujeres que compraba mi madre, una tarde, mientras ella veía el televisor, tomé la revista y descubrí el significado de una erección, todo me gustó, la modelo, la lencería y por supuesto la dureza de una parte del cuerpo que pensaba solo servía para desechar toxinas. La escena es increíble, Voy por mi Cannon y monto el trípode mientras imagino la secuencia fotográfica, el nombre de la serie, te acaricio con el obturador como 50 ocasiones, todos los modos se hacen presentes, el automático, el difuso, el nocturno, te pierdo de foco y te recupero entre el reflejo de las luces que te tocan, te muevo buscando nuevos versos, mientras la Cannon ultraja tu intimidad, en un destello, despiertas y cuando me descubres aunque estás muerta de sueño sonríes y te quitas la ropa.