miércoles, 23 de mayo de 2012

Campeonato



Winning is not a sometime thing, it is an all the time thing
Vince Lombardi

No estaba en tus planes pero tu hermano te llama y te invita a la final, no hay excusa, cuenta con un boleto para ti.

La tribuna impresionante, vestida de blanco y verde en colores, sonidos y sensaciones. La masa se comporta con una coherencia increíble, uno de esos extraños fenómenos donde todos somos uno y uno somos todos cual mosqueteros en tiempos de sobrepoblación.

Cuando Jonathan, el portero rallado despeja, el estadio ruge un “Puto” profundo, desgarrador de gargantas, pareciera el despertar de un personaje mitológico, de aquellos que mantuvieron a los griegos atormentados, como a los pueblos las religiones de todos los tiempos.

El aire también parece colorearse, tomar cuerpo, la tierra de la Laguna le da la bienvenida al pastor y su rebaño, la adrenalina bendice comportamientos alejados de las convenciones, los aspavientos, los gritos y los gestos de otros se vuelven nuestros.

Uno cero, gol de Ludueña, el estadio se convulsiona, grita fuerte, adquiere un movimiento en cada una de sus células que acarician el sueño del campeonato.

Con la ventaja cedemos el balón, estrategia que será aplaudida o recriminada dependiendo del resultado, como siempre, cumplir la meta significa todo, sin importar los medios que utilizamos, triste certeza. ¿Cuántos de nosotros nos olvidamos de disfrutar el camino?

Medio tiempo, las guerreritas bailan y engalanan lo que hasta el momento es un festejo, los hombres maduros babeamos mientras nuestras mujeres fingen no darse cuenta, entienden que son debilidades del género y en estas latitudes es mejor ignorarlas.

Aparecen leyendas del dueño del capital: “Vamos por todo, no solo a jugar”, la sentencia tiene varias connotaciones.

Los Black Berry inoperantes, los testimonios que queremos compartir habrán de esperar por mejores señales.

Se reinicia el juego que está planteado para el contragolpe, los rallados encima, nos agobian, los errores también saben escribir historias.

Dos cero, gol de Peralta. El estadio completo se manifiesta con todo su poder, cualquiera que no venga de verde se arruga.

Llega el dos a uno cerca del final, jóvenes azules en la tribuna lo celebran, la cerveza les hace olvidar donde se encuentran, se descomponen y en un comportamiento irracional retan a los locales, cuento hasta diez, un brother tiene menos paciencia, los encara y abiertamente los enfrenta, están ebrios pero no son estúpidos para llegar a las manos, buena decisión.

Se termina, somos campeones, recuerdo a Lombardi, en una serie donde cayeron los casi mitos, abandonamos los segundos lugares, vencimos a los regios por partida doble si contamos a los tigres y refrendamos un liderazgo de toda una temporada.

Imagino, pienso en mi comarca, siento sus calles tomadas por su gente, con sus banderas, gritos, bocinas, eufóricos, sintonizados, hay tan pocas cosas que celebrar en esta región, que lo que sucedió esta noche adquiere dimensiones excepcionales.

Nos encaminamos al bar del estadio, somos los primeros en llegar, nos adueñamos de un espacio mientras pedimos los tragos de rigor. Celebramos.

Detectas a una mujer sola, rubia, hermosa, besa un whisky, sopesas si el alcohol te hace sobrevalorar, decides que no, pasea sus ojos verdes de un lado a otro, espera a alguien, mides el terreno, viejo lobo, despierta tu apetito.

Un sonido electrónico emborracha el ambiente, el espacio se viste de jóvenes envueltos en banderas o playeras verdes y blancas, colores que llevamos muy adentro, especialmente esta noche, cualquiera de ellos podría ser tu hijo o tu hija. Te preguntas en qué momento los hombres nos alejamos del buen rock o blues o jazz para escuchar sonidos robóticos, predecibles, que pareciera fueron diseñados para autómatas.

Tus ojos se encuentran con la rubia, das otro trago, decides lanzarte, apenas comienzas el verbo cuando un guarro te empuja de manera violenta, en un flashazo recuerdas El amante de Janis Joplin aquella novela donde el protagonista se mete con una mujer “apartada” por el narco del pueblo, bad choice. En un acto reflejo del Tae de tu juventud levantas la pierna, solo para enfrentar un puño vestido con manolpa de fierro. Te derrumbas, todo se nubla sientes la sangre surgir de tu nariz y boca, escupes lo que sabes que son dos o más dientes, intentas levantarte cuando otro golpe en tu cabeza te lanza al suelo, el bar a girado 90 grados, los autómatas parecen no darse cuenta, alcanzas a ver una bandera ondeando, somos campeones. 

jueves, 3 de mayo de 2012

The Wall





Por fin llegas, el taxi te cobra 150 cuando la tarifa es de la tercera parte, rata, me acuerdo de Rockdrigo, te deja donde quiere, no importa, sigues la marea negra, sabes que todos vamos al mismo sitio, al encuentro con uno de los conciertos más emblemáticos de todos los tiempos.

Hay gente de todas las edades, de 13 a 60, pocas bandas en el mundo tienen ese poder de convocatoria. Chavos cabeza de martillo, hombres con el muro en la piel, pegado a sus ojos, a su boca, a su cráneo, la adrenalina te acompaña desde temprano, desde que te levantaste estás excitado, con un exceso de generación que se manifiesta en una alta frecuencia dirían los eléctricos, sabes que todo saldrá bien y que tendrás otra historia que contar.




Me lanzo por un whisky, pido el vaso mas grande, le meto 400 pesos de Buchannan´s, en los primeros sorbos entro en un agradable estado de relajación (comfortably numb), dan las 9, la puntualidad de la banda denota que es inglesa, la raza expectante.

Descubro a la derecha del escenario unas consignas, le pido al Gelmin sus binoculares
“Estamos hasta la madre”
“Ni un muerto mas”
Evidente mensaje al Sr Felipe Calderón al haber iniciado una guerra sin estrategia, pequeño detalle que ha hecho de las funerarias un negocio floreciente en un mandato con promesas de empleo.

Elmer Mendoza toca el tema en su novela La prueba del ácido, donde los narcopersonajes se arman hasta los dientes con la ingenua declaratoria, elemental, AK´s 47, Barret´s calibre 50, granadas de mano, Berettas 92FS, Smith & Wesson, escuadras Herstal de 5.7 por 28 mm, bazucas de largo alcance, cartuchos. La ficción de Mendoza se quedó corta.

El whisky está pegador. Se escuchan algunas rolas de John

In the Flesh

El estruendo de los aviones inunda el escenario y todos los putos alrededores en un sonido global que acelera tus latidos, te sudan las manos, abres todos tus poros dispuesto a asimilar cada detalle.

Un avión a escala sale de un lado del estadio y se estrella con el Muro, fuegos artificiales, efectos luminosos y sonoros prenden la noche en un comienzo espectacular que nos pone los ojos abiertos como platos.




The Thin Ice

La guerra, eterna compañera de la humanidad en la visión de los hombres de Floyd, el dolor, la desesperación y la pérdida irreparable.

Al Muro le faltan algunos bloques de su parte central, aún así sirve de megapantalla, donde todos mantenemos nuestra mirada fija asimilando las múltiples señales que la tecnología y la imaginación de la producción permiten.

Another Brick In The Wall I

Muro: “Enjoy Capitalism” con la tipografía y estilo de la conocida “Enjoy Coca Cola”

El profesor, una marioneta gigante llega a México, al foro Sol, del tamaño de una represión cultural histórica, desde la conquista para los indios, desde antes para otros, dominante, aterrador.

No es una casualidad su representación, al poder le interesa asegurar su permanencia, habrá que preguntarle a los Lores, Generales, Stalin, Fidel, Gordillo.

Los ojos del profesor se iluminan, queman con su mirada las ideas de los hombres del futuro, el maestro, ante una protesta colectiva, levanta su bota y aplasta.

Muro: “If at first you don´t succed, call an Airstrike”

Waters, maduro, en un esfuerzo en español que se agradece:
“Quiero dedicar este concierto a los niños que ya no están con nosotros al haber muerto en una guerra de narcos, a las mujeres y niñas de Juárez, nos une la pena de su ausencia”

The Happiest Day Of Our Lives

El sonido de los helicópteros inunda la plaza, percibes las ondas sonoras no solo con tus oídos, sientes como chocan con los objetos incluyendo tu cuerpo, haciéndolo vibrar. Solo te falta sentir el viento, tu favorito. Algunos trabajan en el muro montando los bloques faltantes.

Muro: “No Fucking way”

Another Brick On The Wall II

Hey teacher, leave the kids alone

La consigna es poderosa, la gritamos, la coreamos, en sintonía, sin inhibiciones, unidos.

México le responde a una leyenda viva que será recordada siempre.

Mother

Todo está bien dice el muro, en todos los idiomas, en el mensaje global de todas las madres que deberán entender hasta los babilonios. La rola nos lleva a un remanso reflexivo mientras la proyección muestra al Waters del pasado, sin las arrugas que lo visten.

Muro: The Big Brother is watching you, con una M montada al inicio de la tercera palabra. 

 Goodbye Blue Sky


El Muro se torna azul, poco a poco se cubre de aviones, miles de ellos, en formaciones perfectas, bombarderos todos, abren su vientre y vomitan sus bombas, rojas todas, el Dólar, la Cruz, Toyota, Shell, Mc Donald´s, la Luna, la Estrella, la Hoz y el Martillo.

Las bombas caen, inundan la tierra, la tornan de un rojo brillante, agresivo, sanguinolento, no hay donde esconderse, no hay espacio seguro.

Empty Spaces

Se presenta el cortejo silvestre que viste por primera vez hace treinta años, vanguardista y liberador en aquel tiempo, el acercamiento, el enamoramiento, la seducción, la promesa, el regocijo, el amague, la penetración, el surrealismo, el falo, las piernas que asfixian y ahogan, la mutación kafkiana, la depredación. Te descubres hipnotizado, volteas a tu alrededor todos son uno, el pequeño Gelmin tratando de interpretar una historia visualmente inquietante.

Young Lust

El Muro sigue creciendo mientras la rola despierta un grito desde el fondo de tu masculinidad, El Whisky te ha caído bien, no necesitas más, por el momento.

Se proyecta a una chica en un antro, poca ropa, baila, se acaricia, muestra sus labios entreabiertos, sus senos, literalmente gigantescos, erectos.

El mercado del sexo se ofrece en sitios donde todos somos galanes y todas están buenas, resultado clásico de combinar dinero y alcohol.

One Of My Turns

Mientras doy otro trago, descubro a dos fantasmas que me observan, los reto, sostengo su mirada, inmutable, los huecos negros de sus ojos y boca me hacen ubicarlos en una realidad alterna, los ignoro.


El Muro proyecta el desorden, no solo el departamento que la princesa visita, sobre todo el de la conciencia, una señal que pareciera ser de origen cerebral cruza toda la pantalla, arrítmica, sin un patrón definido, algo que se pudiera interpretar como la suma de múltiples señales moviéndose a diferentes frecuencias. La distorsión rompe la coherencia del escenario, una especie de locura originada en la introreflexión.

Aparece el rostro en blanco y negro de una rubia, la imagen es un tanto difusa, me recuerda en ese aspecto aquella que Korda le sacó al Che. Mientras la rola avanza, la imagen se va enfocando poco a poco, hasta la perfección, después, pareciera que un enfoque extremo descubre una realidad oculta en la primer toma, barras verdes, inorgánicas, se desprenden de sus lagrimales y de su boca, llora, las barras comienzan a surgir de la parte superior del muro, se deslizan por todo lo ancho verdes, amarillas y rojas. Una prueba de que puedes alucinar sin utilizar drogas cuando la producción es de poca madre.

Don´t Leave Me Now

El armado del Muro está por completarse, faltan solo unos pocos bloques, en un efecto multimedia comienzan a aparecer espacios adicionales, como si los bloques fueran desapareciendo, hay una combinación entre espacios existentes y simulados, para los que observamos resulta casi imposible ubicar los reales. No importa, al fin y al cabo, también la realidad puede ser relativa.

Another Brick On The Wall III

Los Bloques del muro comienzan a volar como si de hojas en una tolvanera lagunera se tratara, se vuelve a escuchar el ensordecedor ruido de los aviones, casi los puedes sentir, se proyectan miles de rostros, se reacomodan buscando en el muro su espacio, su propósito en la historia.

Goodbye Cruel World

El efecto desaparece y muestra por fin al Muro completo, excepto por un espacio, Waters se asoma y se despide.
Goodbye cruel world, I´m leaving you today
Goodbye, goodbye, goodbye
Goodbye all you people
There´s nothing you can say
To make me change my mind
Goodbye.

Se apagan las luces y el sonido, entramos en un receso, expectantes hasta que el buen Gelmin comenta que nos podemos sentar, algunos incrédulos siguen aferrados al escenario esperando alguna sorpresa adicional hasta que se convencen.

Enfoco los binoculares de nueva cuenta, en el Muro se proyectan testimoniales de gente desaparecida en las diversas guerras del mundo, Irán, Korea, Vietnam, Afganistan, Colombia, Alemania, Irak. Después corroboro que en la página oficial de Waters en la liga “Honor a falled loved one” se puede dejar un testimonio, México bien pudiera aportar algunos miles.

Es hora de ir por otro Whisky

Hey You

… Can you feel me?
… Would you touch me?
… Don´t give in without a fight

A pesar que no me pela le tiro el rollo al pequeño Gelmin sobre la interpretación de una pelea propositiva.

Se da otra contracción del Muro, parece alejarse dejando un hueco en el centro, se ilumina nuevamente, el blanco se convierte gradualmente en un gris tocado por el tiempo, los años lo han pintado en tres segundos.

Is There Anybody Out There?


Aparece un ojo gigante, pestañas, iris, pupila, nervioso, deseoso de reconocernos, de recorrernos, de interpretarnos, destapo al Cóndor, necesito que escuche, que vea, que sienta.



Nobody Home

Waters de negro, en una sala simple, sillón, lámpara y televisor.

Vera / Bring The Boys Back Home

Ojos, cejas negras, sorpresa y llanto al ver al padre de regreso, escena conmovedora, una capa de humedad distorsiona la escena, en esta ocasión no se trata de la producción.

Comfortably Numb

El Muro pierde su forma, una amalgama de grises lo cubre, Waters nos muestra su espalda, enfrentando al Muro, al mundo y sus ataduras, destaca su delgada figura, podremos dejar de matar y comer en primera instancia lo que  respira y se mueve.

La guitarra te arranca un escalofrío, que te recorre de pies a cabeza.

La banda toca detrás del muro, solo el sonido te conecta con ellos en una rola por demás sugerente, cuantas veces has estado relajado y reflexivo.

El muro se distorsiona una vez más, se mueve, se resquebraja, rojos y azules se manifiestan, verdes, violetas, aparece el sol con su amarillo deslumbrante y lleno de vida, surgen edificaciones grises, crecen como plantas pero siguiendo los patrones del hombre,  rígido, cuadrado, te recuerda aquellas construcciones de la antigua Grecia que has visto en los libros.

In The Flesh

Las columnas se aclaran de a poco, pereciera que se desnudan del tiempo y te muestran su verdadera piel, aquella que está bendecida por la luz.

No sabes cómo pero la banda ahora está tocando frente al Muro.

Waiting For The Worms

Aparece el dictador y la marcha de los martillos, la consigna, al mismo tiempo un jabalí  gigante sobrevuela el estadio, es negro, colmillos amenazadores, engordado por consignas políticas, religiosas y mercantiles. 
El comandante supremo llama a la obediencia, el muro despliega sus banderas, la raza estira sus brazos en perfecta sincronía encendiendo y apagando sus luces, el estadio completo se alumbra y oscurece en latidos regulares, es como si miles de luciérnagas respondieran con su energía a las consignas del comandante, el Muro se cubre de gusanos rojos, que crecen y se multiplican hasta asemejarse a serpientes, el surrealismo nos alcanza, el estadio responde, se presentan algunos gritos rayando en lo irracional, podemos seguir a cualquiera, adonde sea.

Algo me incomoda, el puerco parece llamarme, me observa, vuela hacia mí, mueve sus colmillos, su hocico, saca su lengua, locura, quiere engullirme, volteo a mi alrededor buscando algún aliado, nadie parece notarlo, lo tengo cerca, muy cerca, tengo miedo, un líquido caliente resbala por mis piernas.

El Muro cae, en sincronía conceptual el puerco también, pierde altura, cae sobre la masa, que termina por engullirlo como en la escena final de “El Perfume” de Suskind.

Una chica me observa con franca repulsión.