Mis decepciones me han precedido siempre
Cioran
Fue un error, ya lo sabía, que caso tenía asegurarme de que existía otra persona en su vida, si todos los días del ultimo año se manifestaba de alguna manera, en su mirada ausente, en sus salidas furtivas, en su trabajo desmedido, en sus viajes, en su teléfono encriptado, en las llamadas de silencio, en los mensajes, en sus caricias desenfrenadas del principio, en su dolorosa inapetencia después.
Acostar el Rey a tiempo siempre ha sido una decisión inteligente, hay ocasiones en que no tiene caso seguir en el juego, el tiempo solo alarga la agonía, hace las heridas y por consecuencia las cicatrices, mas profundas.
Mi sentido común me lo decía, hay alguien. Temo enfrentarlo y preguntarle, temo su respuesta. Debe ser cautivadora, inteligente, lo conozco, la juventud o la belleza son parámetros que para él están en un segundo plano. En eso es diferente a la mayoría de los hombres. Tal vez por eso no pude reprimir el impulso de conocerla, saber, ¿quien era?, ¿como lucía?, ¿porque lo cautivaba?.
Cuando entró a bañarse sabía que saldría con cualquier pretexto, decidí seguirlo, tenía que conocerla. Por fortuna maneja despacio y la violencia que padecemos en el norte de México vacía las calles con la puesta de sol, fue fácil seguirle, en primera reacción respiré tranquila al ver que en la alameda recogía a Raúl, mi hermano, pero conociendo a Raúl y su adicción por las mujeres, decidí seguirlos, seguramente se encontrarían con algunas, el corazón me dio un vuelco cuando los vi entrar a un motel, solos.
Regresé a casa, me serví un trago, luego otro, esperando, esperándote, no se a que, no se porque, soy una mujer fuerte que no está acostumbrada a llorar, pero hoy, lloré como nunca lo había hecho, lloré con la mirada, con las manos, con el cuerpo, con la boca, con la nariz, con los recuerdos, con las promesas, con los sueños, con los proyectos, con mis padres, ¿como competir con un varón?, Raúl, ¿Porque?
Son las 2 o 3, imposible dormir, necesito aire, tomo el Jetta, me enfilo hacia ningún sitio, derecha, izquierda, bulevares y calles, subo, bajo, abro las ventanas, el viento frío de la noche me reconforta, seca mi rostro, la estampa furtiva, permanece en mi memoria, tomo el periférico, necesito aire, acelero, rebaso uno, dos camiones, parece haber demasiados, 120, nada importa, hay sucesos que pueden cambiar una perspectiva de vida, 130, aparece en el retrovisor un motociclista, intenta el rebase, acelero, en esto si puedo competir, vamos parejos, volteo un instante, nuestros ojos se encuentran, es un hombre maduro que se sorprende al verme, vuelvo al camino mientras entramos a otro puente, al bajar viene una curva, seguimos en nuestra carrera, la moto acelera y la toma primero, acelero a fondo, de pronto, no se como, aparecen dos autos bloqueando el camino, mientras freno con todas mis fuerzas veo como la gente de los autos sale corriendo, huele a quemado, la moto zigzaguea, se derrapa, intento esquivarla, no puedo, el auto brinca al embestirla, el muro de autos se acerca a 100, cierro los ojos, Dios, los sigo viendo entrando al motel.