sábado, 28 de enero de 2012

Variación de Viento



Mis decepciones me han precedido siempre
Cioran


Fue un error, ya lo sabía, que caso tenía asegurarme de que existía otra persona en su vida, si todos los días del ultimo año se manifestaba de alguna manera, en su mirada ausente, en sus salidas furtivas, en su trabajo desmedido, en sus viajes, en su teléfono encriptado, en las llamadas de silencio, en los mensajes, en sus caricias desenfrenadas del principio, en su dolorosa inapetencia después.


Acostar el Rey a tiempo siempre ha sido una decisión inteligente, hay ocasiones en que no tiene caso seguir en el juego, el tiempo solo alarga la agonía, hace las heridas y por consecuencia las cicatrices, mas profundas.


Mi sentido común me lo decía, hay alguien. Temo enfrentarlo y preguntarle, temo su respuesta. Debe ser cautivadora, inteligente, lo conozco, la juventud o la belleza son parámetros que para él están en un segundo plano. En eso es diferente a la mayoría de los hombres. Tal vez por eso no pude reprimir el impulso de conocerla, saber, ¿quien era?, ¿como lucía?, ¿porque lo cautivaba?.


Cuando entró a bañarse sabía que saldría con cualquier pretexto, decidí seguirlo, tenía que conocerla. Por fortuna maneja despacio y la violencia que padecemos en el norte de México vacía las calles con la puesta de sol, fue fácil seguirle, en primera reacción respiré tranquila al ver que en la alameda recogía a Raúl, mi hermano, pero conociendo a Raúl y su adicción por las mujeres, decidí seguirlos, seguramente se encontrarían con algunas, el corazón me dio un vuelco cuando los vi entrar a un motel, solos.


Regresé a casa, me serví un trago, luego otro, esperando, esperándote, no se a que, no se porque, soy una mujer fuerte que no está acostumbrada a llorar, pero hoy, lloré como nunca lo había hecho, lloré con la mirada, con las manos, con el cuerpo, con la boca, con la nariz, con los recuerdos, con las promesas, con los sueños, con los proyectos, con mis padres, ¿como competir con un varón?, Raúl, ¿Porque?


Son las 2 o 3, imposible dormir, necesito aire, tomo el Jetta, me enfilo hacia ningún sitio, derecha, izquierda, bulevares y calles, subo, bajo, abro las ventanas, el viento frío de la noche me reconforta, seca mi rostro, la estampa furtiva, permanece en mi memoria, tomo el periférico, necesito aire, acelero, rebaso uno, dos camiones, parece haber demasiados, 120, nada importa, hay sucesos que pueden cambiar una perspectiva de vida, 130, aparece en el retrovisor un motociclista, intenta el rebase, acelero, en esto si puedo competir, vamos parejos, volteo un instante, nuestros ojos se encuentran, es un hombre maduro que se sorprende al verme, vuelvo al camino mientras entramos a otro puente, al bajar viene una curva, seguimos en nuestra carrera, la moto acelera y la toma primero, acelero a fondo, de pronto, no se como, aparecen dos autos bloqueando el camino, mientras freno con todas mis fuerzas veo como la gente de los autos sale corriendo, huele a quemado, la moto zigzaguea, se derrapa, intento esquivarla, no puedo, el auto brinca al embestirla, el muro de autos se acerca a 100, cierro los ojos, Dios, los sigo viendo entrando al motel.



jueves, 26 de enero de 2012

Viento





Vivir es lo más raro de este mundo, pues la mayor parte de los hombres no hacemos otra cosa que existir.
Oscar Wilde


La carne, los tragos, la compañía, inmejorable, llegas a casa, te recuestas, intentas una lectura que no te atrapa, la gastritis te recuerda que todo exceso cobra sus facturas; dos horas después, ante la imposibilidad de conciliar el sueño,  te incorporas, te sirves un coctel de bicarbonato y omeprazol para calmar de una vez por todas el ardor en tu garganta, esófago y estómago. 


Son las 3 o 4, realmente tarde si tienes que checar a las 8 en la rutina de tu vida, no importa, ya dormirás, sientes ganas de tocar el aire, te vistes y coges tus llaves.


Cobijado por una noche de luna nueva, la sacas a escondidas, en silencio, como si se tratara de una amante prohibida, casada, con hijos, buscas en su alforja, encuentras un trapo, retiras el polvo de su tanque, de sus espejos y direccionales, acaricias su escape pretendiendo que brille en una noche obscura. Descubres una silueta en la ventana del vecino, se ha de preguntar que haces a esta hora, no sabe que antes de montarla siempre la acaricias, es como un rito que practicas desde que la conoces, en el que platicas tus cosas, le compartes tus sentires antes de volverse uno y acompañarse.


La enciendes, el suave ronroneo de los días se vuelve casi una estridencia a estas horas, te calzas los guantes y los lentes, metes primera y suavemente te adentras en la noche de tu día. Descubres en el retrovisor la silueta del vecino que te sigue, volviéndose cada vez mas pequeña.


Te gusta la noche, te atrae, desde niño, sus sonidos, sus misterios, sus historias, que algunas veces haz hecho tuyas, la luz incierta de la máquina no te permite ver los detalles del camino, no importa el hecho, te sientes un tanto a la deriva, te gusta, confías en tus instintos, a veces piensas que la máquina también tiene los suyos, en mas de una ocasión te has descubierto virando sin motivo para un segundo después pasar a lado de una coladera sin tapa, de esas que le roban al municipio por montones y que ninguna autoridad se le ocurre ir a buscar con los chatarreros, te sientes, guardando proporciones, como aquellas carreras de poder que los personajes de Castaneda emprendían en su aprendizaje del chamanismo en noches negras.


Llegas al periférico, el tráfico a esta hora es casi en su totalidad de carga pesada, 90, 100, aceleras y rebasas uno, dos autos, 120, 130, dejas de observar el velocímetro para atender lo que puedas del camino y de los almas hermanas. 


La sientes vibrante, caliente, el poder de 1200 centímetros cúbicos entre tus piernas, sin connotaciones sexuales por supuesto, te inclinas un poco para cortar el aire, subes un puente y percibes una parte de Torreón notablemente iluminada, con la velocidad, los puntos de luz dejan de serlo al adquirir un movimiento uniforme, coherente, casi sinfónico, todo es relativo. El viento acaricia tu cara, se mete por los huecos de la chamarra y queda atrapado en tu espalda, te sientes bien, libre, vivo, hay quienes viven su vida a cada momento, otros solo existen.


Aceleras, la adrenalina es un magnífico estimulante, adictivo dicen algunos, intentas rebasar a un Jetta negro, el conductor, al sentirte a su lado no lo permite y hunde su pie en el pedal derecho, siguen así 10, 15 segundos, los dos empecinados en llegar primero a cualquier lado, no importa, volteas un instante y sus miradas se cruzan, es una chica, te sorprendes, su reacción es muy de varones compitiendo, suben otro puente, 20, 30 segundos, el Jetta sigue a tu diestra, lo cruzan y se topan con una curva derecha, aceleras a tope, cuando sales de ella te encuentras con dos autos que bloquean la ruta, sueltas el acelerador, haces un cambio y frenas atrás y adelante, escuchas el chirrido del Jetta haciendo lo propio, percibes el olor a hule quemado producto de la fricción de las balatas y llantas con el asfalto, recuerdas el concepto de Inercia, las leyes físicas son inamovibles, inmisericordes, por algo las creó Dios, cierras los ojos.


jueves, 19 de enero de 2012

Naufragio




Ha llegado la hora de buscar a los perdidos.
Nietzsche



Cenamos, fumamos, bebemos, bailamos, platicamos, nos acariciamos, con la mirada, con las manos, con las palabras. Ven mami, esta es la primera noche del resto de nuestras vidas te digo mientras te abrazo fuerte, como lo haría un oso domesticado, casi hasta sofocarte sin importarme estar en medio de una pista atestada de gente extraña, tal vez por eso no me importa, es casi como estar solos, una chica sentada en la barra es la única que parece percibirnos, nos olvidamos del pudor, una de las ventajas de ser nadie es que te vuelves invisible, te susurro algo al oído cuando viene el estruendo, un ruido fuerte, seco, lleno de ecos que cambian de tono y frecuencia a medida que el metal del casco sucumbe para dar paso, inmisericorde, al frío mar del mediterráneo.


El miedo a lo desconocido hace presa de algunos, muchos se dirigen a la salida del salón, pero son tantos que aquello se vuelve peligroso, una anciana cae y nadie parece darse cuenta, te veo a los ojos y te digo que es mejor esperar a que la gente se calme, que aquello se descongestione un poco, súbitamente el piso comienza a inclinarse, 40, 50 grados, me doy cuenta que tomé una mala decisión, caemos, te suelto y me aterra el perderte, rodamos, todos, a babor o estribor, no importa, junto con las copas y platos de las mesas, nos quedamos a obscuras, imagino la salida del generador diesel y el intento fallido del sistema de transferencia para poner en servicio el de respaldo, esto sucede cuando la contingencia es común para todos, le hecho la culpa de esta obscuridad absoluta al factor inclinación, seguramente ningún diseño de sistemas de energía considera esta circunstancia como operable. 


Sobrevienen los gritos de la gente llamando a los suyos peleando por hacerse oír, en una imagen inverosímil, recuerdo a los vendedores de la calle de Moneda en la ciudad de México, donde el reto es gritar mas fuerte que el de a lado. Como si la venta dependiera de ello y no del producto o del precio.


Dos mil personas asustadas, muchas gritando en lenguas que no entiendo, en otra asociación extraña, tal vez producto del Whisky me veo en la Babilonia de antes construyendo una torre que deberá alcanzar el cielo, confundido, regreso, me encuentro a obscuras en algún piso de un barco que se está llendo al carajo con todo y sus 80 000 toneladas .


Es difícil ponerse de pié en un espacio inclinado, los zapatos no ayudan, los líquidos vertidos en el piso tampoco, algunos me jalan buscando apoyo y yo, egoísta, me zafo, solo me importas tu, te busco, a tientas, entre brazos, piernas, manos, cabezas, al fin te encuentro, te reconozco, esa mano tantas veces besada me llama, te jalo fuerte hacia mi, mami, te digo, no tengas miedo, eso me toca a mi, pienso.


Como puedo avanzamos entre cuerpos y jalones hacia donde supongo está la salida, algunos alumbran con celulares, otros con encendedores, yo no tengo luz a la mano, solo la firme convicción de sacarte de ahí, cuando el pánico invade a los hombres se pierden todos los principios de civilidad, en minutos las dos mil almas atrapadas habremos de demostrar, una vez mas, de lo que los seres humanos somos capaces ante la encrucijada de la muerte.


Avanzo, 20, 30, 40, metros, minutos, empujo, jalo, pisoteo, blasfemo, golpeo, grito, avanzo, poco a poco, tortuosamente pero avanzo, vas detrás de mi, tu aliento casi en mi nuca, aunque no emites palabra, te siento cerca, respondes a cualquier estímulo, derecha, izquierda, abajo, en esta lucha por salir de un manicomio in crescendo, el barco se inclina un poco mas. Nunca como ahora comprendo esa frase de "sálvese el que pueda", el ser humano al natural, mezquino, donde el instinto mas animal, con todo respeto para los animales, nos domina y hace que olvidemos los valores que hemos cultivado a lo largo de nuestras vidas.


Encuentro una puerta, un pasillo, otra puerta, por fin, sudoroso, agotado, vislumbro la salida a uno de los pasillos que dan a cubierta, la luz de la luna me reconforta, busco tu rostro dispuesto a darte un abrazo pero no eres tu, la mujer que he traído a cuestas durante la ultima hora no eres tu, comienzo a llorar como un bebé mientras la chica de la barra que nos veía bailar sonríe y me agradece a su manera, a señas.

lunes, 2 de enero de 2012

Obama, give me 5





De jóvenes todos somos revolucionarios, nos tocaron los tiempos de la guerra fría, leíamos, discutíamos y argumentábamos. Nos preocupaban las sociedades, la nuestra con un partido dominante y la de América cuidada por generales, también dominantes.


Soñadores, románticos, nos enamoramos de Silvio, Violeta, Pablo, Chabuca, Amauri, Tania, Viglieti, Amparo y muchos otros, asistimos a lecturas, conciertos y charlas. Portamos en nuestro pecho, con orgullo, esa imagen del Che que Korda inmortalizo en el 60. Algunos fuimos tocados tan profundamente que nombramos a nuestros hijos como algunos de ellos.


Después de años, en la madurez, decidimos celebrar nuestros cuarenta visitando la isla, fuimos seis, camaradas desde niños, nos encontramos con una Habana suspendida en el tiempo, con el ron, el tabaco, la música, la mujer, Benedetti, el Capri, el Gato Tuerto, Milagros y el desfile de julio 26.


Los logros de la revolución ahí están, salud, educación y deporte. Las partes duras de la realidad nos golpearon el rostro, niños pidiendo dinero, hombres y mujeres vendiendo caricias, ciudadanos inconformes con lo que no tienen, pero, ¿que parte del mundo se salva de estos pecados?, que el pueblo libre de estas culpas tire la primera piedra.


Una reflexión obligada es que el comandante, sin importar lo que diga, también sucumbió ante la soberbia que abraza al Poder. 


Por otro lado, no es fácil resistir 50 años de bloqueo del país mas poderoso del mundo. Un bloqueo condenado por la ONU en 20 ocasiones, la ultima en Octubre de 2011. Un privilegio de los poderosos es que pueden atender o desatender las recomendaciones de quien sea, según convenga.


Hay ofensas que no se perdonan para nunca tener que olvidarlas.


Otra certeza es que la Justicia en Estados Unidos también puede ser ultrajada y permitir la violación de la propia Ley americana. Los 5 cubanos encerrados desde el 98 en cárceles de máxima seguridad acusados de espionaje han sido juzgados en tonos parciales y con ganas de que se pudran en el olvido mientras 900 parlamentarios de todo el mundo, el grupo de trabajo de detenciones arbitrarias de la ONU, Amnistía Internacional, 9 premios nobel y seis mil intelectuales de todos lados reclaman un juicio justo, alguna razón les debe asistir.